Tenemos una constitución manifestamente mejorable

En el día de la Constitución, es buen momento para analizar sus aspectos mejorables que personalmente hacen que no me considere “constitucionalista” sino extremadamente demócrata y defensor de los derechos fundamentales.

Los aspectos que considero habría que mejorar son los siguientes:

1.- Volver a un modelo de Estado Unitario, el más común en todo el mundo

El Estado Unitario es el que corresponde a un país como España con una tradición de más de 500 años como país unido de forma pacífica. Los estados Federales se corresponden con países de relativamente reciente unión como es el caso de Alemania en el S. XIX. Precisamente por ese motivo, de los 200 países del mundo, a penas 4 o 5 son países con modelos de Estado federal similar a nuestro Estado de las Autonomías, que se implantó en nuestra constitución por motivos que no eran ni históricos ni de demanda social mayoritaria, sino por motivos estrictamente ideológicos y políticos. Sus resultados los vemos con un gigantesco gasto público de unos doscientos mil millones de euros al año, una enorme proliferación de burocracia y normativa, un enorme incremento de los impuestos y un grave daño a nuestra economía y a nuestro sentido de nación, cuyos efectos los estamos viviendo en los últimos meses.

2.- Implantar una verdadera separación de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial

Este es el segundo gran error de nuestra Constitución, implantar, como decía García-Trevijano o Gonzalo Fernández de la Mora, una “partitocracia”, en lugar de una democracia.

Deben establecerse las reformas necesarias de nuestra Constitución para implantar una verdadera separación de poderes. Para ello, en primer lugar, el poder ejecutivo debería ser de elección directa por los españoles y no indirecta a través de las Cortes. La Constitución debería implantar un sistema de elección presidencial con doble vuelta como existe en países como Francia, Chile o Argentina. Con ese sistema, los acuerdos de los partidos son de cara a los ciudadanos y no a espaldas tras las elecciones.

En segundo lugar, las Cortes deberían tener unas elecciones independientes, a través de elecciones legislativas, para que funcionen como verdadero órgano de control del Gobierno, como es el caso por ejemplo de los Estados Unidos, que tienen elecciones presidenciales y legislativas.

En tercer lugar, el poder judicial debería ser absolutamente independiente del poder legislativo y ejecutivo, para lo cual, el órgano de gobierno de los jueces debería ser elegido entre los jueces, al igual que el Fiscal General del Estado entre los fiscales. Ademas, la independencia del poder judicial se garantiza con la gestión independiente del presupuesto, de forma que en los presupuestos generales del Estado debería haber un porcentaje concreto que se traspase al Poder Judicial para la organización y gestión de la planta judicial.

3. Establecimiento del español como única lengua oficial y protección de las lenguas regionales

Otro error de la Constitución es colocar a la segunda lengua más importante del mundo, el español, que lo hablan más de 500 millones de personas, al mismo nivel que las lenguas regionales, denominándola para ello como “castellano” en la constitución. Países como Italia o Alemania tienen una gran variedad de lenguas y dialectos que son como en España, una gran riqueza cultural para el país, pero en ningún caso tienen el mismo nivel que la lengua oficial que es el italiano o el alemán. Por ello, habría que establecer esa oficialidad única del Español, paralela al fomento y la protección de las lenguas regionales.

4. Ampliar algunos derechos fundamentales

Un gran acierto de la Constitución es la extensa regulación de derechos fundamentales. No obstante, existen derechos que deberían matizarse y ampliarse, como es el caso del artículo 14 de la Constitución relativo al derecho a la igualdad ante la ley y ante las políticas públicas, de forma que no haya personas discriminadas en políticas públicas, como en el caso de la violencia. También el principio de Libertad religiosa debería ampliarse y matizarse en el ámbito educativo. Finalmente, es importante establecer con carácter general la preferencia de los derechos fundamentales en determinados ámbitos como el educativo, vivienda o prestaciones sociales para el caso de los españoles respecto a los extranjeros, a los que se les otorga el privilegio de tener los mismos derechos, aunque su entrada haya sido irregular, que los de españoles que puedan llevar 40 años pagando impuestos y cotizando a la seguridad social.

5. Establecer una especial protección de los más débiles: los niños, los enfermos y los ancianos

La constitución, con el paso de los años, se ha demostrado que tiene carencias en el amparo de los derechos fundamentales de los más débiles en España que son los niños, los enfermos y los ancianos, a los que se les debe dar una protección adicional así como una especial atención en las políticas públicas, como es el caso de las personas dependientes o los enfermos de ELA. La vida de los niños debería estar protegida desde su concepción y la de los ancianos hasta su final natural. Igualmente su integridad física frente a la violencia debería contar con políticas públicas de especial protección frente a la violencia que sufren otras personas menos vulnerables como son los adultos jóvenes o de mediana edad. Las políticas públicas deberían centrarse más en los enfermos y detrimento de la inversión en subvenciones a determinados colectivos como sindicatos, patronal, partidos políticos o a asociaciones cuyos fines no tienen un interés general sino particular.

6. Establecer la confesionalidad católica acorde con una tradición mileneria

La existencia de normativa que sitúa en la misma posición a la confesión católica, que tiene una tradición en España de dos milenios, frente a otras confesiones que no tienen ninguna tradición en España, hace necesario un especial posicionamiento de nuestra Constitución en la protección de nuestra identidad católica y de nuestras costumbres como la Semana Santa o la Navidad.